El llamado veranillo de San Martiño, ciertos días de temperaturas altas que se registran al principio del otoño, está relacionado con una leyenda vinculada al santo. La historia más extendida sobre Martín cuenta que en su juventud, cuando era militar y estaba en la ciudad francesa de Amiens, un día de invierno muy frio se encontró en un camino a un pobre medio desnudo que tiritaba de frío. Como no llevaba más que su manto, Martín cogió su espada, lo cortó en dos y entregó la mitad al hombre para que se protegiese. Fue esa noche mientras dormía cuando descubrió la clave de la futura leyenda. Martín soñó que Jesús se le presentaba vestido con la mitad del manto que le había dado al pobre y le decía: «Martín, hoy me cubriste con tu manto». Esa media capa de san Martín que protegió a aquel pobre en mitad del frío se ha traducido en términos meteorológicos en forma de días soleados y templados al principio del otoño, una bendición térmica que este año se ha adelantado varias semanas al 11 de noviembre.
¿Por qué se le relaciona con los trompos?
Se debe a la estacionalidad de muchos juegos tradicionales gallegos y lo deja claro el refranero: «polo san Martiño (11 novembro), peóns ao camiño; polo Santo André (30 novembro), trompos outra vez; polo San Amaro (15 xaneiro), peóns ao tellado; polo Santo Antón (17 xaneiro), peóns ao caixón; pola Santa Olalla (12 febreiro), peóns á borralla; e polas Pascuas, trompos ás ascuas».
El trompo, buxaina o peón es todavía el protagonista en algunos centros escolares de la comunidad, que, en estos tiempos de jugar en tabletas, fomentan entre sus alumnos los juegos tradicionales con celebraciones como el Día do Peón.
